Enfermos de organigrama

No estaba muy seguro donde poner esto la primera vez que lo escribí. La verdad es que tampoco hoy, a varios meses que escribí esto. La cuestión quizá es la jerarquía, las lineas de mando, la autoridad. Uno se sumerge hora tras hora en una oficina, al amparo de algunos papeles, archivos de excel y otras curiosidades. Aquí es una fabrica y hay mucho ruido por todos lados. Lo voy a extrañar, después, claro. Aquí estamos medio hundidos todos. Aquí, la cuestión es el producto: la industria, la mercadotecnia, la voracidad: esa maquina insaciable del capitalismo que parece un perro rabioso que no tuviera nunca fondo. Es así como somos unos hijos bastardos en adopción de la manufactura esbelta, apadrinados por la lujuriosa tentación de la mejora continua y de otros muchos conceptos con los que nos llenan la cabeza. Reconozco que estamos mejor que en otros lados, eso que ni que, en donde la pobreza y desesperanza de visten de miseria, dolor y muerte. Quisiera no utilizar un tono fatalista y fastidioso para describir la enfermedad, pero inevitablemente me veo envuelto en esa nube de negativismo, queja y soledad. Hemos renunciado al campo abierto, a las largas horas, a la vida, a la familia. Somos hijos de los escritorios, sobrinos de los reportes y primos hermanos de las gráficas y los indicadores. Así es como cazamos hoy en dia, enfermos de organigrama.