Cuando de pronto, un elevador.

Estás a mitad de la nada. A lo lejos, entre la espesura del bosque y los arboles, ves que hay un elevador. Y entonces, puedes ver que el verde es tan profundo, pero tan profundo, como mis ojos. Oprimes un botón y caminas adelante. Dentro del elevador no hay nada. Hay un silencio tranquilo y calmado, como tu respiración. De pronto, el elevador empieza a subir. Una gigante aurora lo rodea todo. El mar, el cielo y las nubes se alcanzan a ver por las ventanas cristalinas del elevador. Entonces...