Solo justo un momento después de que sintiera el falso bajo el pie y el escalón escabuyéndosele por algun lugar de la espiral de la escalera, alcanzó a ver el peldaño madreandole la frente y el instante consumiendose a sí mismo en un arevalo de golpes y caídas (en espiral, igual que la escalera, igual que la fucking escalera borracha) y colores calientes y la sensación de un calor y frio, que no se sabía se el calor quemaba o si el frio enfriaba. Perdió el conocimiento y alcanzo a pensar aún en la botella, en la imagen de la etiqueta de la botella, imagenes idiotas se diria después, pero es que la mente es traicionera y juguetona, y vió ahora, con una ordenación y claridad de monje tibetano, las tres imagenes que pudo recordar mientras se caía de la escalera: la etiqueta de la botella indio a media tirar, la imagen del trapecio perfecto que hacia el escalón con el suelo y pensar en lo infinitamente pendejo que podía llegar a ser algunas veces como para caerse y darse en la madre, así, sin ton ni son en una resonata de maromas desafinadas que lo guiaban hasta el principio de un coma de 7 años.
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prólogo o epílogo
el lector se encontrará en este blog toda una serie de fallas estructurales y gramaticales; de forma y contenido, de orden y cronología. el autor, en un intento muy frustrado de hacerse pasar por novedoso o chiflado, se ha visto acosado constantemente por seres imaginarios que se colgaron alevosamente entre cada una de sus neuronas, como jumanjis en plena selva, como fukús de barcos que llegaran naúfragos en tazas gigantescas de café.
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