botas auladas, caballito de plástico


Me acuerdo que le ponias el caballito arriba pero no se detenia mientras te dabas la vuelta para tomarle la flica desde el piso. Le pusiste a un lado la tarjeta que te mande por correo para felicitarte porque te habian aceptado en la escuela de Artes Visuales y Diseño. ¿Te acuerdas? Que tan lejos nos sonaba la palabra Paris: Tu a ni putas ideas del saber franchute y yo con este nopalazo pintado, pecho azteca, chicharron prensado.
Entonces la foto me recuerda el piso de tu cuarto: Era piso de madera, hace ya mas de catorce años que te fuiste. Te fuiste con la firme convicción de regresar. Con V de vuelta. Pero te quedaste alla, arriba de la bota como el caballito. Y pensar que el caballito pinchi no lo encontramos en la feria. No te imagino: Parisiense con sombrero de pluma, con gonorrea y con esa actitud altiva de las mujeres: llevan el sexo marcado en alguna parte entre los ojos, como una virtud.
Pero yo sigo pensando en tu cuarto de estar, en tus botas auladas, en el caballito de feria, en la postal que te mande. Y ese aire oldi que se respira de la foto. Esta bien retro: asi como nosotros.