9.7.09

[prólogo]
alabastréarte al azul de los ojos. quiero que seas luz: prólogo de mi andar: viajas a una velocidad inconmesurable. déjame ser metáfora gastada de tu rayo: sostén de la vida. ver la nave que se aproxima (la nave de tus estrellas rebeldes cariño mio) y dispararle sin piedad.

[níquel]


niqueléarte el color de la fuente. del espacio. allí donde tenemos el avistamiento del tercer tipo. quiero hacer de la poesía un producto: prostituirla al mejor postor. para verte bajar de la nave. del espacio de montañas trasparentes: anémonas de luz: partículas de amor (Zoe)





[alienígena]

esmerilizarte el flujo. empaquetarte la visión en una bóveda de descansos y suspiros. quiero pernsar en ti: agua mansa: beso tranquilo de mi calma: alien de mis victorias: hueco perpetuo de fatuidad. verdearte la cúpula: aliniearte el astro sol: hacerte mi venus de la órbita.




[vodka con redbull]



alunizarte en esta sobredosis de aeroport feelings: kinkinazo de un vodka con redbull: quiero ver las montañas trasparentes: la linea de luz: el bailar hasta quemarnos. aterrizarte en este jupiter quejoso de tu ausencia (y arroparte en este mercurio que violetea a púrpura)


[epílogo]


alabastrearte el azul del extraterrestre: encojerte con esos ojos de bestía de mar: plutónico: epílogo de mi andar. besas a una velocidad incomesurable: inmedible: déjame ser aforismo inútil de tu frío: dador de muerte (la nave de tus ojos cariño mio). y además: el alien todas mis derrotas.



[zero]
pixelearte la nube de tu duda. photoshopearte las ganas de ser fotografía. ser el nombre que te arrastra, flor, sideral, polen, lunar, gravedad zero: gravedad de tus piel hacía la mia: recuerdo de una noche de verano, a plena luz boreal: con saturno y jupiter merodeándo y con el recuerdo de tu sueño en mi cabeza
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prólogo o epílogo

el lector se encontrará en este blog toda una serie de fallas estructurales y gramaticales; de forma y contenido, de orden y cronología. el autor, en un intento muy frustrado de hacerse pasar por novedoso o chiflado, se ha visto acosado constantemente por seres imaginarios que se colgaron alevosamente entre cada una de sus neuronas, como jumanjis en plena selva, como fukús de barcos que llegaran naúfragos en tazas gigantescas de café.