Jannine, Jannine.


Jannine, Jannine, ¿Jannine? ¿Que si tengo sed, amor, orgasmo? Es como tener a alguien en el camino. Something. Ella era inescribible: como un recuerdo que viniera muy pronto y se fuera igual. Y era ¿las horas llenas, por fin, de algo?

―Jannine observó el reloj, dos miradas atrás: el espejo, y tres aún más atrás: el alma suya, tan henchida de algo sin número.

Jannine, Jannine, ¿Jannine? Había que olvidarse, a ratos,de cumplir con los sueños: dejar que nos alcancen como viejos vagabundos de los parques ―rosados, brillantes y blindados; lúcidos y traslúcidos y recuerdos de noches de verano que no se pueden recordar― y había que dejarlos, sobre todo, esperando: que anden atrás de nosotros: ¿tras nosotros?

Jannine, Jannine ¿Jannine? ¿El sueño de verano de la mejor noche de tu vida? ¿Una grapa? ¿Una dósis? No: había que hacerle el amor lentamente, calentarle los huesos hasta que se le fundieran en olores, y gritos, y lengüetazos que lamían la noche y acababan reventándola en madrugadas desgastadas y mañanas nuevas, novísimas. Y entonces, como un filo, el aire entraba por la ventana, y le enfriaba los huesos. Entonces uno sí podía, tomarlos uno por uno y: !clac!, !clic!, !cluc!. Romperlos y hacerlos polvo, mirar hacía donde dicen los poetas que se encuentran la luna, y darse cuenta que estaban todos hechos de cocaína prensada.