Porque había que comprender que detrás de esa faceta de fiera urbana y de snobismo afrancesado, se escondía una niña de ojos gigantescos que tenía miedo hasta de volver la vista atrás. Así se instaló: con autoridad falsa de comandante homosexual de uñas pintadas, temblando de miedo porque tenia los días de amistad contados y con la incertidumbre caraja (caraja, caraja, caraja) de no saber hacía donde se dirigía. Ella tenia que comprender, a fuerza del paso de los días, que El Blog -una jaula de pensamientos ambivalentes y una olla de destazar gente- iba a darle mordidas en el alma...porque era lo único que decidía el rumbo de algunas mañanas o tardes o noches o madrugadas o anocheceres o lo que sea. Ahí (aquí) caía quién caía, con el riesgo premeditado de ser leído y con el morbo de escribir todo a escondidas. Porque era un "nosotros" ahora más vago y difuso: uno de esos "nosotros" que se habían convertido en un poco más que un minuto fugaz: los "nosotros" perdían sentido como pierden horizonte los barcos gitanos y se divisaban, cada vez mas lejanos e inalcanzables. Había que indagar esa faceta de altruismo exarcerbado y asomarse al abismo que representaba: una navaja de doble filo, lista para redimir y salvar a los amigos y a la humanidad entera. Eso, claro, o mandarlos a la mierda con igual intensidad.