me acuerdo que estaba (recostada) pffffffffff sobre el sillón. y hacía !clic! !cloc! !cluc! y sus ojos eran un trepidante rayo. un nota aguda muy fortísima. buuuaaaaafffffffffffff. retumbaban los tambores en lo profundo (de mi cara pegada a tu pecho, en donde dicen vive el corazón) y recuerdo en esos últimos segundos que ahora me pides que te escriba, que había el mensaje de tu nombre imborrable (senos, caderas, vagina) rfffffffffffffffffffff. tres soles despertaron por la mañana, anidándose en lo profundo (tambores) de tu nombre (imborrable) y seremos tu canción irremediable. tu ruido de mañana gastado, como con ritmo de reloj tonto y torpe pero muy hermoso (eran dos mañanas, tres madrugadas y tres ruidos lejanos y gastados, desde un vieja olivetti que podía repetir las veces que quisiera la palabra "misterioso" y podía gritar cuantas veces le viniera en gana "cuerpo") y donde quiera que te encuentres. me acuerdo que el vaso estaba encima de la mesa (limpísimo, una luz que se proyectaba hasta el infinito del infinito) y yo pensaba que en donde quiera que te encontraras. donde quiera, tu cuerpo siempre sería (será) un mapa indecifrable que nunca se interpretar (nunca, nunca, nunca) (rewind: donde quiera que se encuentre tu cuerpo, que nunca se elegir:ese cuerpo que es un mapa misterioso y un cajón misterioso donde te envuelves ajena, indecifrable y saturada)



hay muchas otras cosas que no recuerdo. cantar un himno fingiendo la voz:  que nos encuentre el bosque de ojos mágicos a mitad del mar, bajo un cielo estentóreo que anuncia nuevos colores. pfffffff!, eso es blofffffff!, ruak. llegar cabalgando por los mares de tu vientre perdido y anunciarte que sí, que efectivamente te conocía d e miles de vidas atrás, en lugares más secretos y azules y que eramos parte de los cuentos, y decirte que sí, que eran ciertos los rumores de la tierra. y llegar a una isla que nunca nadie ha llegado, y ver los viajes  que hemos hechos (sssssssseñor, los hombressssssss, son caminos, en sí mismos, caminos) y pensar que estamos hechos de viajes que se van quebrando:  eres algo así como un horizonte multiplicable y misterioso que se hace miles de caminos por vivir.


entonces me acuerdo que era azul. ffffffff azul gastado. como el hueco profundo de alabastro en donde debe vivir dios. el dios de los cuentos y que tira bien los dados. ¿me acuerdo? era ffffffffff azulísimo. y atrás se veía algo así como, la panorámica de una vida vivida muy rápida en kodak (yo quiero hacerte zoooom entre las piernas, de donde nace la vida y nos da vergüenza pensarlo así) estoy segurísimo que era azul. y no hubo lugar para mas ruido en todo el mundo. nos quedamos callados. escribiendo entre mayúsculas y entre la cabeza muy revuelta y un ardor dentro. pensando que, aunque pase lo que pase, nunca puedo dibujar ese cuerpo tuyo, y que debo de tener en algún lugar, la brújula perfecta para encontrar en todos esos cuerpos el amor.