el laberinto de la soledad tiene una única salida, y está entre tus piernas.
quien entra, luego de algún tiempo, termina irremediablemente por buscar la salida. o el final, según el caso. vestimos los días de desnudos, de mujeres sin ropa, de vaginas, de trabajo, de amigos, de canciones, de ocupaciones sin importancia, de preguntas. y aún así, seguimos dentro. existen, bajo esa nota de sentimentalismo puro y llano, algunos que podrán decir que es algo triste; mientras, la carga de las horas se acumula, no intentamos salir indemnes de la lucha. otros, no aspiramos a salir ya, sino sólo a conservar la cordura. y bien es cierto que cada quién tiene una manera distinta de mantener a raya a los demonios de la soledad. no es que intente desgraciar ánimos, ni menospreciar velas prendidas a santos; es sólo que no conozco a nadie que haya podido salir. el laberinto de la soledad tiene otro secreto más: no tiene salida, y dentro solo espera, la muerte o la locura.
prólogo o epílogo
el lector se encontrará en este blog toda una serie de fallas estructurales y gramaticales; de forma y contenido, de orden y cronología. el autor, en un intento muy frustrado de hacerse pasar por novedoso o chiflado, se ha visto acosado constantemente por seres imaginarios que se colgaron alevosamente entre cada una de sus neuronas, como jumanjis en plena selva, como fukús de barcos que llegaran naúfragos en tazas gigantescas de café.