20.7.12

miró al cielo ―ese abismo basto con esquinas de jungla y rios amazónicos que nunca se terminaban de conocer por completo y eran parecidos a los ojos muy azules de las princesas rubias de la edad media, y verdiazules como los huskys que tenían uno azul y otro verde― y se dio cuenta que no existía ningún dios. 

prólogo o epílogo

el lector se encontrará en este blog toda una serie de fallas estructurales y gramaticales; de forma y contenido, de orden y cronología. el autor, en un intento muy frustrado de hacerse pasar por novedoso o chiflado, se ha visto acosado constantemente por seres imaginarios que se colgaron alevosamente entre cada una de sus neuronas, como jumanjis en plena selva, como fukús de barcos que llegaran naúfragos en tazas gigantescas de café.