6.3.15

Cuando de pronto, un elevador.

Estás a mitad de la nada. A lo lejos, entre la espesura del bosque y los arboles, ves que hay un elevador. Y entonces, puedes ver que el verde es tan profundo, pero tan profundo, como mis ojos. Oprimes un botón y caminas adelante. Dentro del elevador no hay nada. Hay un silencio tranquilo y calmado, como tu respiración. De pronto, el elevador empieza a subir. Una gigante aurora lo rodea todo. El mar, el cielo y las nubes se alcanzan a ver por las ventanas cristalinas del elevador. Entonces...

prólogo o epílogo

el lector se encontrará en este blog toda una serie de fallas estructurales y gramaticales; de forma y contenido, de orden y cronología. el autor, en un intento muy frustrado de hacerse pasar por novedoso o chiflado, se ha visto acosado constantemente por seres imaginarios que se colgaron alevosamente entre cada una de sus neuronas, como jumanjis en plena selva, como fukús de barcos que llegaran naúfragos en tazas gigantescas de café.