Más bien como una manera de comprobarnos a nosotros mismos que seguimos aquí. Que el árbol de Navidad sigue en pie. Que el miedo a la locura no nos atrapará. Que los laberintos de la muerte y la oscuridad serán aluzados por las velas. Que el amor prevalece siempre por encima de todas las cosas. Que aún, cuando toda la esperanza parece perdida (y cuando al final, el resultado es siempre la misma muerte redonda). Y más bien, las noches de Diciembre siempre regresan: con sus suéteres ridículos, con sus regalos.
prólogo o epílogo
el lector se encontrará en este blog toda una serie de fallas estructurales y gramaticales; de forma y contenido, de orden y cronología. el autor, en un intento muy frustrado de hacerse pasar por novedoso o chiflado, se ha visto acosado constantemente por seres imaginarios que se colgaron alevosamente entre cada una de sus neuronas, como jumanjis en plena selva, como fukús de barcos que llegaran naúfragos en tazas gigantescas de café.