navidad '96'

Ella lleva pantimedias, unos zapatos de cueron con polvo de tierra de esa suavecita y cafe, lleva su vestido naranja-melón que le regalo su cuñada en la graduación de Pablito, lleva un rompevientos azul con un logotipo de Pepsi-Cola diseñado en los ochentas-noventas. El lleva zapatos-de-hombre-en-construcción, una camisa cuadreada de color azul bajito (muy celeste él, como rey, como sol) que le regalaron la Navidad del 96, esa misma que compraron en Soriana su hija y su esposa diciendo que esa estaba bien, que esa misma le gustaria y que además con el cambio podían acabalarle los calcetines de trece-cincuenta-pesos. Ella llevaba una bolsa con baratijas (igual que la bolsa) baratijas de farmacia, papeles inútiles, recibos, un pequeño cuaderno en donde nunca sabía que apuntar, con varias plumas que se había encontrado (una de Walt-Disney). El se había puesto la camisa de Super-Man abajo de la camisa, no tenia otra limpìa, era domingo y ademas la lavadora chancrosa llevaba en estado vegetal casi dos semanas.

Luego estaba ella, la otra ella, otra ella mas joven y pequeña, cargada por la juvented (o ¿aligerada?) con sus cinto de Te-lo-dejo-en-cincuenta color blanco con argollas metalicas grises, todos ellos con sus cintos casi de cuero, con sus zapatos regalados, sus sudaderas de Gigante en oferta, de Wal-Mart en liquidación. Todos tan ellos en liquidación, todos en venta, en oferta. Todos ellos tan Nokia, tan Sony Ericsson, tan el nuevo modelo, todos ellos tan pudriendose de pobres. Todos nosotros tan pantalones de amigos prestados, tan agujeros de mezclilla, tan playeras de concierto, de festival, de carnval, de Coca-Cola, de Chevy-Motors, de Señor Frogs. Todos tan quincena, tan proletos. Tan hediondamente pobres.

Pero ella, lleva además del rompevientos una chamarrita casi Sports arriba, era domingo y hacía calor, tenía calor, pero había salido temprano y ahora no podia cargar con los paquetes, la bolsa de baratijasy con todo junto y además el rompevientos, y además la pobreza. Así que decidió sudar con todo encima, decidió sudarse la pobreza que traía adentro. El (otro mas joven) con sus converse de hace años, tan ipod, tan la nueva canción. Tan ciento veinte yigas. Todos tan apples, tan taqueros, tan hamburguesas de a diez pesos. Todos tan boleto de metro, de autobus. Tan rechingadamente pobres.