Había que quitar la nieve con algo. Ponerles a todos las botas, las chamarras, los pasamontañas, ver el arbol cuajuado en hielo, la presa congelada en un cárcel crisálida, ver el vidrio del carro helado por la helada, quitarle al perro samoyedo el hielo de la nariz, poner mas leña en el calentón, hacer té, chocolate y café, hablar a la primaria para decir los chicos no irán, pelearse con la directora acusandola de inquisidora y verduga de 8 menos cero, había que asomarse por la ventana y decir: "Que frio", asomarse por la otra y exclamar: "Mira la nieve, que barbaridad", abrir la puerta para apercibir el ramalazo gélido y re-exclamar: "Que frío, metanse, metanse rápido", habia también que hacer la sopa, decirle a la niña que si, que si sembraba el huevo en el patio a lo mejor si era posible, que si era posible que saliera un árbol de pollitos, decirles que no, que no era malvado el señor del costal, era un señor que le hacia la lucha juntando latas de aluminio para venderlas, había que ponerles la misma ropa para que parecieran gemelos y ponerles miles de gorros, y una vez listos sacarlos al patio, al frío blanquisimo y puro, había que juntar nieve con las manos y aventarla a donde fuera, hacer monos y ponerles piedras en los ojos y zanahorias en las narices, había tambien que comprar una Lechera, para agarrar toda la nieve que cupiera entre las manos y decirle a papa que ya, que ya estaba uno listo con la nieve sin basura para que el le pusiera la lechera soplandole a la lata, había que ver a Mama riendose desde la ventana feliz, feliz porque era todo una felicidad diafána y blanca oriunda al cielo y a lo más cercano de amor y felicidad que iban a tener juntos.

Había que cuidarse del lodo tambíen, esquivar los sombreros, las pistolas, en fin, el narco, hacerse de la vista gorda y escuchar al Papa o la Mama decir con fingido asombro: El hijo del Lobo se me hace que anda metido en negocios turbios...va a acabar mal. Pero había que estar muy ocupado: creyendo en el ratón de los dientes, jugando días enteros con una moneda de "mil pesos", jugando con su hermana a subirla en una silla volteada y entoncar nada mas y nada menos que El Himno Nacional Mexicano en voz de dos artistas de 4 y 5 años (Mequicanos al guito de hierra, le lacelo apestad y el bribon), había que jugar en el patio, asomarse al tubo negro (que antes era una parabolica) que había en el centro del patio y ver ahi, para ver si no estaba la araña patona de siempre y asustarse y salir corriendo, o ver a su prima cercana que salía del agujero del baño, era la infancia, la infancia anhelada de jugar con la hermana a hacer pasteles de lodo, la escuelita, Ocrilú, Bolas, Perrote, Caballo, Coneja, Las tortugas Ninja, había que juntarlos a todos y que no faltara nadie, menos el conejo triste que siempre se rompia y había que remedarlo una y otra vez. No era díficil, tomar quick, ser mimado, regalos, cuentos, fantasías, una infancia increiblemente bella.

Y había que salir por esa puerta una vez pasado el frío para mostrarse a los demás, en un desfile de nombres de quisco: Chinto, Maruca, Shoshi, Davidcito, Cabeza de Ampolla, Rafaela, Chavé, Alexis, Jawis y Lina, Xavier el ayudante de todo el pueblo, Ismael, Bertha, Mague, El Canguro, Preciado, el "Ando bien Catorce", Los Lobos, Las Ocuyentes, Las Carmelitas, Las Renteria (Las Yayis o Las Pulgas), Los Chavez, y otros que ya no recuerdo y decirles a todos un gran hola que valiera por todos y confiarse a ellos mismos porque quizá nadie los dejaria morir de frio, quizá se calenterian todos por telepatía o por bluetoth.

Había que decir, vamos a la feria, vamos a los puestos, vamos a la quo-vadis, al quisko, a la Juarez a comer, a los Taquitos, a La Claudia, Al Lienzo, a La Presa, porque nada era más fácil que acomdarse en cualquier lugar y ser felices con sus tres críos viendo sus ojos verdes, o negros o cafés y viendoles las caritas de inonecencia que siempre llevarían en el mundo, sin importar que tierra pisaran, que mundo andaran, que caminos los perdieran, esa inocencia se lleva tatuada y como rezurcida al alma. La nieve y la carita de los tres críos.

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