Balazos en Siberia, allá lejos en cuentos de nieves y espías secretos, mientras yo le pido al pichichi de oro que me alcance la bandolera. Ocho bancos me separan de ella, hay fuego cruzado y balas en el aire. Cierro los ojos. Me llevo la mano derecha y me sobo el huesito de la nariz, mientras hecho a correr como endemoniado, pidiendole a tata google, una búsqueda sin tropiezos.
prólogo o epílogo
el lector se encontrará en este blog toda una serie de fallas estructurales y gramaticales; de forma y contenido, de orden y cronología. el autor, en un intento muy frustrado de hacerse pasar por novedoso o chiflado, se ha visto acosado constantemente por seres imaginarios que se colgaron alevosamente entre cada una de sus neuronas, como jumanjis en plena selva, como fukús de barcos que llegaran naúfragos en tazas gigantescas de café.