Que los monosilabos se vuelvan monocromáticos. Ruidos animales imantados en un espacio negri-azul. Separación de los sentidos, en un drag ilimitado de sensaciónes: el cuerpo: monóculo-receptaculo. Para levantarnos luego, desde los escombros y envueltos en un vuelo de bola de acero, cargados de dinamitas, para entregarnos el kamikaze final de los escombros sin atajos. QUiero perderme en un laberinto de cuadros blancos, en una frecuencia de beutiful drog, un una disparatada visual: pop art: belleza de la falta de planeación: NewYork vs. Paris. El kitch entregado en un regalo con moño. Que los monosilabos se vuelvan urgencias neuronales: epilepsia: el gran valor de la ventaja: la gloria entre las manos, oliendo a napalm que casi puedo acariciar.