Ella cree que tengo instintos
suicidas. Ella
dice, piensa, siente. Yo la imagino siempre en blanco y negro, como salida de una película vintage: como la lista de Schindler. Con su espalda estriada y rasgada de marcas de manos muy calientes que le hicieran al nacer (o al amor) Ella odia la
mariposa que tiene detras del
vientre, en la espalda (donde se me pierden las manos, la lengua, las ganas y el frío)
Y le digo,
quédate sin ropa. Pero ella quiere verme sonreir. Y yo simplemente no puedo (no quiero)
[Quiero romperle la quijada al mundo a culatazos de revólver] y meterme ahí,
en su boca (Dios) y es que simplemente
no puedo amar.
No puedo amar.