Sostenía un Nintendo® GAME BOY™ en la mano izquierda junto con un revólver calibre .45. Era una Colt. Plateada y pesadísima. Después de ponerle PAUSE había disparado sin ninguna contemplación y vió el espacio abierto del cielo: aquella noche no habia estrellas, y habia, casi tres niveles más por terminar. Vió como la banqueta se teñia de rojo a la par que el LCD del GAME BOY™ se teñia de ese liquido negro que todo lo ve, todo lo mancha y todo lo acaba jodiendo.
Pero se ganó la nube. La princesa. Toad. La estrellita. Era como si le corrieran mushrooms por las venas y le hubiera masacrado a Koopa la quijada a GAMEBOYazos™.... o a culatazos de revólver