Preludio. Es mirarte a los ojos. Porque yo no puedo sentir. No puedo amar. No puedo vivir como lo demás. No puedo oler, respirar, querer como el resto de los jodidos humanos de este planeta.

Toma 1: Y entonces, en forma de aspirina, bajó los últimos dos escalones del edificio greek, y creyó ver a Janeth, la que entra sin ruido, y pensó, una vez más, después de cuatro, que era muy tarde o muy temprano para escribir su historia. Y la noche, clamorosa como la noche, inmaculada y pantanosa, cayó también sobre el cielo. Los demás, googles perdidos, se quedaron en lo lejos, escuchando.

Corte. Interludio. Y es por eso que yo necesito que me digas lo que haces. Mirarte a los ojos. Sentir a través de ti. Vivir a través de ti. Porque a mi se me acabo la vida. No puedo amar como lo hacen los demás.

Toma 2. Acción. En el rostro de la mañana, que descansa sobre el sol tibio y cálido y caliente y fugaz, te encuentras (se encuentra) tú. Entonces Janeth, la que entra sin ruido, da dos pasos y oprime varias veces la tecla CTRL+ALT+DELETE de los ojos (¿de mis ojos?) Y todo se acaba.