Se convirtió en un vicio secreto (verde y de alabastro; de pantano y relámpago) Una vergüenza ofensivamente pasmosa y alevosa. Pero, tenía que hacerlo; eso y además de que su signo zodiacal lo apuntalaban en la categoría de necio irremediable y perseguidor inequívoco. Porque escribir -recordó (inventó)- era simplemente perfecto: hilar ideas, entretejiendo tiempos, personajes y escenarios. Era una acción...pero también, consecuencia en sí misma; como un acto circular que nunca empezara o terminara propiamente dicha, sino una seria fantasías y reproches que acabaran por salir inexpugables hacia la superficie de la tierra, como un volcán endemoniado: mezcla realidad y mitad ficción; libertad y exclavitud.