No existe. No existe la gloria: se nos ha escapado por entre los dedos (liquidamente, como lava que cayera, densa y triste y fulgurante y rabiosa (de ti) y cálida y simiente y una vida que se tuerce sin remedio y un parpadeo que se pierde para nunca volver y caliente y llena de ti y llena de ti). No existe la gloria. Porque quiero ver cielos nuevos cabalgar por los caballos marinos y fortísimos de una felicidad perenne correr por el lago infinitesimal en donde se pierden las palabras brillar(te) con un pedazo de sueño y enterrarlo en el puño inmenso de la noche, y caminar (caminar: solo caminar) bajo los hombros gigantescos de otros dioses que tengan mejor suerte cuando tiran los dados,
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blog de relatos de hombres imaginarios con jumanjis, auras matutinas, sueños mal recordados y maromas neuronales.