Estamos tomados de la mano, en la última cantina; donde parece, que el Diablo se ha bebido las tres botellas restantes, las únicas tres que quedaban. Tengo los ojos rojos, esculpidos en humo y aire. Pero aún así, la noche se alarga un poco, un poquito más. No queda nada. Tenemos que comprenderlo. No queda nada.
prólogo o epílogo
el lector se encontrará en este blog toda una serie de fallas estructurales y gramaticales; de forma y contenido, de orden y cronología. el autor, en un intento muy frustrado de hacerse pasar por novedoso o chiflado, se ha visto acosado constantemente por seres imaginarios que se colgaron alevosamente entre cada una de sus neuronas, como jumanjis en plena selva, como fukús de barcos que llegaran naúfragos en tazas gigantescas de café.