Estos días que han aprendido a llevar tu nombre: no más imágenes, por ahora.

Son estas ganas gárrulas, anfìbicas, panteoneras, maquiavelistas, aeronáuticas de brillar. ¿Brillar? Necesito algún tiempo para poner en orden las ideas, los proyectos y las metas. He pensado mucho en este blog y en lo que significa. ¿Puedo decir que nadie me extraña? Es un diván con cuerpo de cocodrilo. (del verbo psicoanalizar: diván: reacción defensiva: cocodrilo: imagen de mí mismo: yo: el yo defendiéndose del análisis a si mismo: la imagen de cocodrilo es la de mi animal favorito: luego animal favorito es la imagen primitiva de mí mismo: diván con cuerpo de cocodrilo: psicoanálisis a la medida, para escaparse a la hora que sea: diván con dientes: dientes que desgarran la piel del yo: yo desgarrado y la pérdida de "lo inconsciente": lo inconsciente el último rescate) Antes, cuando era más joven y empecé a escribir, no soñaba con nada. Después, soñé que quería ser escritor (escritor: donde se lee "famoso") Hoy no sé muy bien lo que quiero: una mezcla entre algo así como más letrado y menos solo. Hoy simplemente los días han aprendido a llevar otros nombres (que siempre vienen y van) y a cambiar y ser los mismos. La distancia me ha hecho estar más lejos de la familia, los amigos, pero también me ha hecho ganar otros (chule). Hoy, simplemente, estoy algo confundido (del verbo psicoanalítico: VERBALIZAR para evitar ACTING OUTs) No puedo abrazar la vida: se me está escapando (camilla, urgencias, tubos, jeringas, confusión, caos) Y no sé muy bien en qué. Es como si rentara mi cerebro de lunes a viernes, de 7AM a 5PM, con una hora para comer, conexión de banda ancha, derecho a tazas de café ilimitadas, no mucha responsabilidad, por una módica cantidad de $21.3 pesos la hora. En el entendido que la vida es como una carrera, en donde uno tiene que surcar obstáculos, conseguir cosas, hacerse más importante, tener una linda familia, vivir, ser feliz y amar ¿Qué pasa si ya no quiero? ¿Qué pasa si ya no quiero ni correr, ni la carrera en sí, ni lo que se supone que hay al final del camino? Estoy hablando metafóricamente. ¿Estoy hablando metafóricamente? No es precisamente que quiera desaparecer, sino ya no luchar más: no sentir que la es una cosa que está separada. A veces, cuando mis neuronas no andan bien, tengo la mente muy lenta. Como hoy. Hoy tengo la mente trabada por el aura. Soy, de cierta manera, una computadora vieja. Es como si, se desactivaran todas las herramientas que hacen los procesos normales: hablar, contestar, preguntar, decir que sí, decir que no, sumar, restar, pagar. Pero se activaran otros: procesos creativos (subir las escaleras, mientras un rayo de sol atraviesa los cristales, y uno avienta levemente las llaves con la mano para cacharlas, pensando en la mente: "vida, no te vayas vida, quédate, vida, no te vayas") ¿Le estoy hablando a la vida? ¿A quién le hablo? ¿A quién le escribo? ¿Hay alguien aquí? ¿En algún lugar? INSERT: confusión. Es el aura, pienso. Uno no puede funcionar bien después de lo de anoche. ¿Anoche? Supongo que estoy simplemente, intentando resolver el enigma personal de A Donde Me Dirijo, justo en el momento en el que me es dificil pensar por La Enfermedad (El Virus, La Planta, La Sensación, La Cosa, Las Ñañaras en la Cabeza, La Epilepsia: La Señora Epilepsia) Es, simplemente, que algo no anda bien en mi cabeza: una bomba de tiempo a punto de explotar. A ratos, me da la certeza que no me queda mucho tiempo de vida: moriré rápido, pronto, ya, ahora mismo, al siguiente segundo, al siguiente minuto, al siguiente año. En otros, en cambio, siento como si fuera a vivir muchos años. ¿Cómo puede uno vivir con semejantes certezas irreconciliables? ¿Debería, ahorrar para El Porvenir? ¿Ahorrar para los nietos, los hijos, todo? ¿O debería, en cambio, gastarme todo cuanto antes, so pena de morir sin gastarlo? Tampoco es que quiera que este blog, sea un diario de putica quinceañera, pero siempre ha sido y será un lugar en donde publico lo que sea, cueste lo que cueste. No más imágenes, por ahora.