Andreu Hoffman, guardia del segundo y oficial en mando tenía, además de varias deudas con sus superiores, una infección urinaria. No podía dejar de pensarlo. Tampoco podía dejar de pensar en El Aura. Ser epiléptico es tener una silla eléctrica a control remoto. En cualquier momento se te tuesta el cerebro y !fum, fum fum! Adiós futuro.
prólogo o epílogo
el lector se encontrará en este blog toda una serie de fallas estructurales y gramaticales; de forma y contenido, de orden y cronología. el autor, en un intento muy frustrado de hacerse pasar por novedoso o chiflado, se ha visto acosado constantemente por seres imaginarios que se colgaron alevosamente entre cada una de sus neuronas, como jumanjis en plena selva, como fukús de barcos que llegaran naúfragos en tazas gigantescas de café.