14.2.11

Estoy encabronadamente feliz. Con la sonrisa macabra y es que ¿cómo decirlo?: encontré un nuevo síntoma. La mayoría no podrá saber lo que eso significa. O quizá sí. ¿Pero para uno? Supongo que eso es lo mejor cuando el tiempo lo va alcanzando, y los estilos se van volviendo normales: se va templando el ánimo. Mis ojos son -porque te explicaba de El Síntoma- una maquina de escribir descarrilada; son una caraja maquina Olivetti que va de izquierda a derecha sin control alguno: taca chaca raca chá. No puedo pararlos y se que después vendrá todo lo demás. Y eso, no me quita, la sonrisa idiota de saber que cada día estoy más del lado del psiquiátrico que de los escritores. Salud.

prólogo o epílogo

el lector se encontrará en este blog toda una serie de fallas estructurales y gramaticales; de forma y contenido, de orden y cronología. el autor, en un intento muy frustrado de hacerse pasar por novedoso o chiflado, se ha visto acosado constantemente por seres imaginarios que se colgaron alevosamente entre cada una de sus neuronas, como jumanjis en plena selva, como fukús de barcos que llegaran naúfragos en tazas gigantescas de café.