Uno se cree, que los mató. El tiempo y el olvido. Pero sigue ahí (esas pequeñas cosas) dentro de nosotros. Hay demonios que, al contrario de lo que diga el psicoanálisis, nunca debieran ser despertados de la mente humano. Son incomprensibles e indomables. Habrá que huir (libros, dragones y escaleras) como cada quién mejor pueda. Y la soledad, esa lupa que agranda los bichos mentales, es una buena dosis, cuando se toma en gotas muy pequeñas. Lo locura, al igual que los grandes pensamientos, se va gestando en soledad.
prólogo o epílogo
el lector se encontrará en este blog toda una serie de fallas estructurales y gramaticales; de forma y contenido, de orden y cronología. el autor, en un intento muy frustrado de hacerse pasar por novedoso o chiflado, se ha visto acosado constantemente por seres imaginarios que se colgaron alevosamente entre cada una de sus neuronas, como jumanjis en plena selva, como fukús de barcos que llegaran naúfragos en tazas gigantescas de café.