Mr Kafé y la Puta-ninja-espía-china-piromaníaca

Está soñando (mentira). Levanta la mano derecha al tiempo que un dolor contundente le aprieta el esternón. Es cómo una garra. Todo está formado por una mixtura de colores negros y azules. Y ahí está él, vestido de puta-ninja-espía-china-piro-maníaca. ¿Y porqué? Todo empezó con esa tonta película que vio antes de cenar, con una trama loca y tonta, rayana en lo bizarra de la tonta LCD de los tontos 70´s. Era una especie de...guerra psicodélica entre dos mundos; entonces miró los Fruty-Loops del plato e intentó esquivar líquidamente la corazonada que tuvo exactamente a las 11:13 PM y que le decía que algo iba a salir mal a la mañana siguiente. Ahora estaba ahí, con par de melones enfrente, envuelta en un traje de cuero-látex, armada hasta los dientes y una sonrisa de gatita idiota que no podía quitar (sin mencionar la URZ-520, con silenciador y los 43 bolas mutantes extraterrestres alienígenas de gelatina verde y mortalmente letal que le estaban esperando enfrente, listos para devorarla y matarla y volverla a matar) y la pose provocadoramente sexy que le estaba poniendo a alguna cámara imaginaria. Así que Mr. Káfe, como algunos otros momentos y cómo tantas veces le había pasado, tuvo que, simplemente, sumergirse en el capítulo (así había aprendido a llamarlos con el tiempo: "capítulos" y cuándo alguien como la entrometida de la vecina de arriba, la despistada de su madre o el imbecilísimo enfermero del psiquiátrico se atrevían a preguntarle en tono de broma: "¿en qué capítulo vas, cielo?, optaba por contestar, con la mayor tranquilidad del mundo: "En el capítulo que por fin te rajo las tripas a cuchilladas", sentía que lograba entenderse con alguien del planeta tierra) Pero no había tiempo de pensar. No había huecos para reflexiones existenciales ni maromas mentales: ahora tenía que cargar la pistola y !taka taka taka taka! joderse uno por uno a los impertinentes de los aliens; después de eso, podría imaginar cualquier otra cosa.