¿Una reconciliación, valedor?

No podemos contentar ni contener el paso del tiempo. Hay, horas que nos arrastran por caminos llenos de ojos que parecieran obedecer a una nueva naturaleza, más hermosa y horrenda, que constantemente nos observa como cocodrilos. He visto, mientras tanto, muchas varias vidas. Algunas, con colores, aventuras, fiestas y tragos, mascotas y dramas, burlas y demás. Y necesitamos que nos roben las letras; porque solamente otra ausencia -tan abismal y profunda que no nos alcancen las palabras para recobrarla, y porque el diablo, seguramente y por sobre o debajo de cualquier cosa, le ha robado todas las artes amatorias- será capaz de librarnos de esa otra ausencia, que no por menor es minúscula, ni por más articulada, presencia, ni mucho menos, de esa donde todo es indiferencia. ¿Qué deberemos decir, luego de una existencia que trastabilla entre la vida y el cuchillo, el orgasmo y la convulsión y finalmente, las horas gastadas de tus horas?