tic tac, con el blues de los cojones

hemos puesto nuestra esperanza en la última parada (lacan, por supuesto) quiero (necesito: ¿ser-estar-tener?) una infución supersónica de algo parecido a la coca-cola. un sustituto de este universo (azul y avataroso) una especie de amor sacarinado. estamos, lentamente perdidos en un abismo sin final. hay esquinas que no le permiten a uno, volver atrás (ni miradas que nos dejen de contemplar, y por sobre, sin embargo, y tan por supuesto como tal quizá algunas veces) y después, de pensármelo con calma, he caído en la cuenta, que cada día que pasa, soy más malo con el absurdo, y más aburrido en la oficina. si no somos nosotros mismos, ¿quién putas? me cansé, cual sabina, de los tantos por cientos, de los cuentos del business (dando clases, en una academia de cantos de cisnes) y me cansé, de ser siempre el que tenía la razón.