14.7.12


estoy seguro de pocas cosas. narrar dislocado desde un péndulo gigantesco. hablar de laco y el espacio donde habitan mil seres invisibles. gruñir. no podemos, por más que se intente, cambiar nuestro rostro. es nuestra cara, nuestros ojos, nuestra piel. y aún así, quizá lleve alguna maldición sin nombre todo aquel que ostente contra su propia naturaleza: o lo más cierto es que nosotros mismos somos la maldición. 

prólogo o epílogo

el lector se encontrará en este blog toda una serie de fallas estructurales y gramaticales; de forma y contenido, de orden y cronología. el autor, en un intento muy frustrado de hacerse pasar por novedoso o chiflado, se ha visto acosado constantemente por seres imaginarios que se colgaron alevosamente entre cada una de sus neuronas, como jumanjis en plena selva, como fukús de barcos que llegaran naúfragos en tazas gigantescas de café.