Estoy en mi
oficina. Descalzo. Tengo sangre en el hombre y una gota cae el pantalón cuando
la puerta gira sobre sus goznes y rechina y el aire corre endiablado afuera y
el sol se precipita por la ventana, pegándole derecho a la lata de coca-cola.
Veo el chicle rosa de plástico que me regaló mi novia. Es una base para el
iPhone. Temo que la gente me vea así, con la ropa desgarrada, jugando Zombies
vs Plantas y comiendo pastel de chocolate. Janeth se fue hace tres días, cuando
la luna tenía ese aro tan misterioso en donde se volvía todo negro. Agarro un
aerosol y un encendedor. Quiero quemarlo todo. Un solo chispazo, pienso,
bastaría para hacer plac en toda la zona: estamos cargados con combustible para
volarnos varios kilometros a la redonda.
prólogo o epílogo
el lector se encontrará en este blog toda una serie de fallas estructurales y gramaticales; de forma y contenido, de orden y cronología. el autor, en un intento muy frustrado de hacerse pasar por novedoso o chiflado, se ha visto acosado constantemente por seres imaginarios que se colgaron alevosamente entre cada una de sus neuronas, como jumanjis en plena selva, como fukús de barcos que llegaran naúfragos en tazas gigantescas de café.