21.8.25

 En el camino a valle verde, hay un cambio en donde se cruzan varias carreteras de cinco caminos distintos. Aunque de día, parece que nada pasa, por las noches de forma más o menos regular, chocan algunos tráileres que cargan cemento y piedra con automóviles de familias que viajan a vacacionar. Es normal que la gente muera ahí. Y que las ambulancias vayan e intenten revivirlos por todos los medios habidos y por haber. Y que la policía intente encontrar al culpable de las colisiones, con todos los instrumentos fabricados para instrumentar. La verdad es que nunca encuentran nada y la muerte siempre sigue rondando. El cruce de la cementera y los ajos, como la gente local la conoce, es inevitablemente peligrosa tal cual está. La muerte ronda y protege a los suyos de los viajeros. Parece como si fuera una especie de guardiana celosa de sus tierras, que no permite que nadie se pasee por ahí. 

prólogo o epílogo

el lector se encontrará en este blog toda una serie de fallas estructurales y gramaticales; de forma y contenido, de orden y cronología. el autor, en un intento muy frustrado de hacerse pasar por novedoso o chiflado, se ha visto acosado constantemente por seres imaginarios que se colgaron alevosamente entre cada una de sus neuronas, como jumanjis en plena selva, como fukús de barcos que llegaran naúfragos en tazas gigantescas de café.