7.8.25

palabras sobre el kindle y la página robada

Entiendo que las grandes columnas de los estantes —amarillas, blancas y multicolores— debieran de ser, en todos los casos presentes y pasados, futuros y posibles, vividos y no sucedidos, lo más atractivo para cualquier escritor. Sin embargo, esos estantes —que irremediablemente se empolvan y se llenan de olores extraños, que se descoloren y se dejan ser carcomidos por los insectos y por el olvido— sencillamente no lo son. Aunque de vez en vez, extraño el sonido cortante de las páginas de papel pasar...(?)

Mi mente lo entiende y lo sabe y mi corazón lo desea; pero mis ojos y mis manos se rinden al delirio constante del Kindle —ese cómplice nocturno y malhechor, dispuesto a acompañarlo a uno durante toda la eternidad—. Mi mente se entiende 



prólogo o epílogo

el lector se encontrará en este blog toda una serie de fallas estructurales y gramaticales; de forma y contenido, de orden y cronología. el autor, en un intento muy frustrado de hacerse pasar por novedoso o chiflado, se ha visto acosado constantemente por seres imaginarios que se colgaron alevosamente entre cada una de sus neuronas, como jumanjis en plena selva, como fukús de barcos que llegaran naúfragos en tazas gigantescas de café.