la dedicatoria más bonita del mundo

No le cabía la frase por los ojos: encogió las letras, alejó el libro con sus manos y entrecerró los ojos para ver si así podía entender lo que veía. Era horripilante la sensación estarlas viendo ahí, escritas como imbéciles y sin poder entender lo que decían o lo que significaban. Cerró los ojos por algunos segundos pensando que cuando los abriera todo volveria a ser normal y ella podría ver lo que estaba leyendo, se dijo, Es por el cansancio, además el trabajo ha estado de sheet y a la verga, ha de ser por eso, y los mantuvo un momento mas cerrados como tranquilizandose por completo de la situación, los abrió y las letras bailaban de un lado para otro como imbeciloides marcianos jodidos que no se estuvieran quietos. Quisó gritar pero se contuvo y fue hasta el baño en donde tenía la caja de los medicamentos: las letras estaban codificadas en un idioma matusalénico indecifrable. Lloró con los ojos cerrados. Tardo casí tres horas para convencerse que no podría entender nunca más las cosas escrita. No podia explicarse como había acontecido todo aquello en escasas tres horas. Ahora perdida en el desorden de un mundo iletrado que la desafiaba constantemente la obsesionaban las letras más que nunca, hablando de su sueño claro está, su sueño inconfundible de volverse ella misma légitima literatura, las buscaba con ansiedad por todas partes, a cualquier lugar que girara la frente, intentaba aunque fuera, percibir el sentido de una caja de medicametos, un folleto tirado, el anuncio de un puesto de comida, basura con letras, los espectaculares de las avenidas, los recuerdos verdes con las direcciones de las avenidas.