Wonder [thrills] Wheel
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Tenía la vida hecha un azul. Azul a la Darío modernista (de esas cosas que se hacen viejas, pero no tanto, y puedo uno decir que son retro, no viejas-viejas: retro). Pero que se nos vaya la vida en shuffle. Que se nos vaya esta ceguera en Thunderbolts y Shrimp Plattens; de terapias y pastillas; de locos y matones. Al diablo. Leche. Tenía los ojos color leche y el cielo era —conforme todo iba oscureciendo— color leche. BOARD WALK troughout the MILKY WAY.
Se embarró por debajo del camión olisqueando el aceite congelado. Anticongelante derramado; su cara, hecha un derribo; su casa, un mausoleo; sus brazos, una telaraña de venas glaciares y gélidas: de esas venas que tu las ves y piensas que le va a salir una especie de mercurio congelador de cosas: INTERNATIONAL HOT-DOG-EATING-CONTEST. Recogió la mochila, y pensó en que no era bueno no estar ciega. Prefería las tinieblas de lo negro otra vez, en vez de todas esas caras anquilosadas que se afanaban en verdear fosforescentes, alabastradas y diamantinas; nítidas y diáfanas. No resistió, ver con sus propios ojos el SHOOT THE FREAK, el MERMAID PARADE. Así que hecho 10 c. y tuvo la sensación de (Fun), estar bailando con un diablo pálido: The funny place: PLAYLAND.
Nunca supo en que momento se alejo de casa. Nunca pudo decir: Aquí me alejé de casa. Solo sabía que quería ir a casa, olvidar todo el Cyclone de locura. y Volver. Tirarse por el Parachute Jump y abrazar la montaña de la libertad.
Entonces lo vió. Al pajaro rey, encaramándose sobre sí mismo: diábolicamente hermóso. Aunque: ¿Qué puede importar todo eso, cuando se tiene una maleta como la suya, con arabescos de caricatura, boomerangs y hasta Cheez Burgers? ¿Que puede importar cuando un Yankee esta cantando igualito a Frank Sinatra? Que se mueran los pájaros jodidos que hacen el silencio a su paso. Que derrumben al mundo entero y que nos intoxiquen de ruidos. Ella queria, despues de todo ―como todos― vivir su vida en shuflle, vivir la vida en unas Wonder Wheels