Era un grito desgarrador desde el centro del metálico cielo. Yo mismo, y me quede perplejo, lo oí. Entonces, estuve solo. Ahora, que miro de frente a la criatura que se vino a convertir la noche y justo cuando estoy a punto de accionar la palanca de La Maquina Fabrica Fantasmas, me da por querer morir. Estoy solo y quiero morir. Morirme ahora mismo. He recuperado la sensación de que puedo caer muerto entre la espesura del suelo, y tardaran en encontrarme varios días. Fué el grito lo que me despertó. Y fue ella también. Ahora se, que tengo asegurada mi existencia en el pensamiento de alguien hasta las doce cuarenta y ocho de mañana, domingo.
prólogo o epílogo
el lector se encontrará en este blog toda una serie de fallas estructurales y gramaticales; de forma y contenido, de orden y cronología. el autor, en un intento muy frustrado de hacerse pasar por novedoso o chiflado, se ha visto acosado constantemente por seres imaginarios que se colgaron alevosamente entre cada una de sus neuronas, como jumanjis en plena selva, como fukús de barcos que llegaran naúfragos en tazas gigantescas de café.