Era un grito desgarrador desde el centro del metálico cielo. Yo mismo, y me quede perplejo, lo oí. Entonces, estuve solo. Ahora, que miro de frente a la criatura que se vino a convertir la noche y justo cuando estoy a punto de accionar la palanca de La Maquina Fabrica Fantasmas, me da por querer morir. Estoy solo y quiero morir. Morirme ahora mismo. He recuperado la sensación de que puedo caer muerto entre la espesura del suelo, y tardaran en encontrarme varios días. Fué el grito lo que me despertó. Y fue ella también. Ahora se, que tengo asegurada mi existencia en el pensamiento de alguien hasta las doce cuarenta y ocho de mañana, domingo.