Un ejemplo de narradores sin ánimo

Podemos entregar algún tiempo. Decididamente que sí. Sentarse en el escritorio con la sensación de estar en una galería de arte. Amaneció de forma que no pudimos terminar de escribir lo que intentabamos. Correción: no pude terminar lo que intenté. Tengo esa extraña manía de escribir en plural. Es inevitable. Hasta el día de hoy, han pasado ya varios días en donde tengo revueltas algunas ideas. No he podido tener la suficiente habilida para separarlas unas de otras. Ahora, tambien es un momento en donde regresa la plástica. Creo que debería declararme complemente a la plástica. Hacer arte. Si algo tonto es verdad es que es mejor amanecer con ánimo. Aunque no siempre es posible. No siempre es fructuoso, hay que reconocerlo.