Tengo que multiplicar los momentos. Extender los instantes (hacer que se derritan, líquidos en el tiempo) Quintuplicar el aroma de tus labios. Llevarte al éxtasis. Tocarte. Hablar de ti. Bendecir tu nombre, tu cuerpo, tus alas ocultas, tu voz encerrada, tus brazos: todas esas cosas que vuelven idiota a un hombre. Y que lo vuelven idiotamente lente, fugaz, animal (que soy, que he sido, sabines)
prólogo o epílogo
el lector se encontrará en este blog toda una serie de fallas estructurales y gramaticales; de forma y contenido, de orden y cronología. el autor, en un intento muy frustrado de hacerse pasar por novedoso o chiflado, se ha visto acosado constantemente por seres imaginarios que se colgaron alevosamente entre cada una de sus neuronas, como jumanjis en plena selva, como fukús de barcos que llegaran naúfragos en tazas gigantescas de café.