La irrefrenable y jurásica tendencia del yo a la síntesis

Las defensas parecen haberse reconstituido. La energía libidinal, si se le puede llamar así, ha quedado contenida por los límites del yo. El yo, aunque en apariencia pudiera parecer estático, es más bien como una especie de mutante. Las defensas utilizadas ahora, son las mismas que he utilizado durante toda esta vida, aún cuando luzcan más distintas y más elaboradas. Al hacerlas conscientes han perdido la fortaleza que tenían y el yo parece haberse quedado al descubierto de los impulsos (PAUSA: ser asertivo sería decir: mi yo, se ha quedado al descubierto de mis propios impulsos o aun más: me he quedado al descubierto de mis propios impulsos) El yo tendrá que formar nuevas formas defensivas, que escapen a los procesos conscientes auto-analíticos. Desconozco si perseguir estas formas nuevas de protección, analizarlas, descomponerlas hasta su grado ínfimo e indivisible, sería lo mejor. No logro aún comprender los últimos eventos: el aumento de las crisis, los ataques de ansiedad, la cerrazón ante las redes sociales, el temor de la mirado de el Otro, los desplazamientos de metas (profesión, hobbies y otros), e incluso mi propio y nuevo ateísmo. Se que hay algunos goznes que están girando en mi propia cabeza y eso es algo que francamente me da miedo. Intento fortalecer mi estructura yoica: premacía de la propia conciencia, evasión, y girar la óptica vivencial y diaria. El yo, luego de todo, necesita afirmarse sobre la realidad. No importa qué, yo estoy al mando. Yo comando esta nave, este cuerpo, esta cabeza.