post it, que se escribió en la misma habitación donde colgaron a una niña y habita largamente su presencia.
Y es, precisamente, una hondura más sin nombre —que la tuya, en ausencia y horror, no tiene, por inexistente y porque el diablo borrara su recuerdo, palabra con que describirse— la que podrá rescatarnos. necesitamos escribir muy en alto el nombre de esta angustia; pensar, que el mundo se terminará muy pronto —con igual o peor presteza que dejé tus ojos— y recordar que al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver. ¿Cómo piensas, vida mia, que este orgullo, violente e incorpóreo se queda tan tranquilo? Borraste mi nombre y es —en algún lugar inexplicable, donde estructura/palabra conjugan y no alcanzan nunca, sino en el delirio— a ser la única explicación.
Nos queda —me queda— un corazón, podrido de latir.
Dos horas infinitas para vivir todos tus recuerdos [y el suspiro que ya no traga más nubes]
Y siempre, el septiembre verde de tus ojos.
¿Será preciso, andar, tan juntos por la vida? Que el único rezo que conocí, fue el delirio entorpecido de tu fiebre; la única fiebre; tu sexo caliente; el único calor, tú en casa.
Nos queda —te queda— un relámpago en vela y abrir (útero/matriz)
El cajóni donde el diablo escondió la última llave del mundo
¿dije diablo? Fue mi latido, porque, puesto, pensamos conocer al mundo entero.
Nos queda —me queda— un corazón, podrido de latir.
Dos horas infinitas para vivir todos tus recuerdos [y el suspiro que ya no traga más nubes]
Y siempre, el septiembre verde de tus ojos.
¿Será preciso, andar, tan juntos por la vida? Que el único rezo que conocí, fue el delirio entorpecido de tu fiebre; la única fiebre; tu sexo caliente; el único calor, tú en casa.
Nos queda —te queda— un relámpago en vela y abrir (útero/matriz)
El cajóni donde el diablo escondió la última llave del mundo
¿dije diablo? Fue mi latido, porque, puesto, pensamos conocer al mundo entero.