Intentamos disipar las dudas y llenar los espacio vacíos. Eso es, lo más importante. Andamos por ahí, pensando en que siempre tenemos la razón de todo, en que nuestros comentarios, nuestras tareas y sobre todo nuestra forma de ver la vida, es la más importante. La más válida. Quisiera recorrer las ciudades y llenarme de otra voces.

Aún así, estamos destinados a vivir solos. En el refugio del estadio, la iglesia o el concierto; atorados en el tráfico, la oficina y la sintonía de cualquier estación de radio. Solos sin remedio. Irremediablemente solos.