Doble o nada, cantinero.

Estoy parado justo en el abismo de un temblor. Las miradas, azules y duras se van acercando. Tengo las piernas temblorosas. Creo haber visto al diablo en un rincón. La duda del poema que se desbarata. El veneno entrando por mis neuronas. Es el relámpago en vela? Son los mares y los hijos? Estoy pendiente de una vela a mitad del mar. Algunas veces no hay escapatoria cuando el miedo más puro nos alcanza. Cuando la angustia -esa hija de mala entraña- se nos mete por las venas. Estoy parado en el terror de abismo. En la nada de la sensación. Tengo confundidos los colores, los sentidos menguados. Quiero morir tres veces. Quiero saber el nombre que le pone mi angustia a los minutos. La libertad de mis neuronas (apostar doble o nada). Como si en una partida de póquer pudiera jugarse la cordura por la peor de las locuras. Cuando no quedan islas ni rincones, y las iglesias se cambiaron de página web.