buscando la última palabra. en alguna puerta que se refiera al nombre de mujer que lleves. y que importan ya, si por el cielo azul y de alabastro corren y se arrastran los pájaros infotografíables. estoy buscando el cofre perdido de lo que alguien me prometió que se llamaba felicidad. y es que, cuando todas las llaves empiezan a sonar como muerte y las horas a susurros, quizá debamos preocuparnos, de que nos jodieron el mes de abril. escribiendo a ciegas. pensando en ti. contando segundo a segundo lo que se tarda un cocaínomano en dejar la euforia. en buscando dar ese golpe a la quijada de un gran dios falso.