Efecto RESET

Tenia un ritmo y una canción, y viajaban por una misma ventana. Tenía el don de enumerar cosas: me guardo cuatro Harry Potter, dos brujas malditas y cinco serpientes de mar de nube. No logro recuperarme aún y mentiría y digo que lo hago. No se que pensar de los ataques. ¿Son ataques? ¿Crisis? ¿Episodios? Doy vueltas por preambulos pre-orgásmicos. Miento y estoy cinco veces en el aire. Estoy perdido y cayendo. Quiero ocho muertes de colores y todas muy negras. Ansio la muerte negra. Nadie puede vivir en mi cerebro. Tambores en lo profundo. Ruidos laberínticos. Perder tres vidas y revivir las tres. Tenía un ritmo y un Harry Potter. Preso del Kindle. Viajo en círculos todos los días sin poder detenerme. Ojalá llegara -como el arte de perder- de una buena vez a llevarme la locura. Que me envolviera con sus brazos. Caer en dos delirios, tres visiones y cuatro millones de pensamientos al mismo tiempo. Porque he perdido el don de enumerar cosas al azar. ¿Los ataques? Contar los segundos. Pensar siempre en la cuenta regresiva que me persigue. Presa del efecto RESET. Tengo un botón ilegible, un mecanísmo algebráico que se llama efecto RESET. Y no importa lo que haga, siempre termina por alcanzarme.